Ngorongoro mantiene viva la esencia sonámbula del África. Como en Libro de Egipto, Leopoldo “Teuco” Castilla nos hace testigos de las bellezas y terrores que habitan ese continente. Vida y muerte, pasado y presente, palpitan al unísono en el desterrado corazón de sus historias. Y allí estamos nosotros al leer estos poemas, soñando el sueño del primer hombre, que entre volcanes dormidos nos convoca, como un portal, hacia el origen que siempre retorna. (Martín Maigua)
Ngorongoro mantiene viva la esencia sonámbula del África. Como en Libro de Egipto, Leopoldo “Teuco” Castilla nos hace testigos de las bellezas y terrores que habitan ese continente. Vida y muerte, pasado y presente, palpitan al unísono en el desterrado corazón de sus historias. Y allí estamos nosotros al leer estos poemas, soñando el sueño del primer hombre, que entre volcanes dormidos nos convoca, como un portal, hacia el origen que siempre retorna. (Martín Maigua)