(Novela, 450 págs. / ilustraciones por Hernán Conde De Boeck)
Texto de contratapa:
Usted está aquí, en Gotinga. Pero ¿dónde queda Gotinga? ¿Estamos realmente aquí? Los personajes de esta novela lo saben bien: Gotinga es el peor país del mundo, pero también el único que existe.
Mientras atiende mendigos y vagabundos en un protomedicato, el narrador escucha una historia: “Un estudiante se suicidó por una chica fea”. A partir de ahí, los acontecimientos se precipitan, como en una pesadilla lúcida, y lo conducen al encuentro de Rattaenferma, el doctor Immanuel von Pestozzi y decenas de personajes, alimañas, sitios infectos e historias delirantes que pululan por las calles de Gotinga. ¿Todo es lo que parece? ¿O nada lo es?
Oráculos afálicos, maleantes, muñecas y marionetas, teorías metafísicas de bodegón, reglas de bellamuerte, teatro flamenco esquelético, relatos incrustados de maleficio, muerte y carcajada: en El estudiante de Gotinga hay sabiduría chasca. Todo acaba encauzándose por el camino del esoterismo antiguo.
Su autor, Agustín Conde De Boeck, practica la coartada del solitario. Es un monje eremita que reparte sus días y noches entre la literatura belga y Thomas Ligotti, entre El gabinete del Dr. Caligari y los dibujos animados perturbadores, entre Alberto Laiseca y la narrativa paranoico-mística del siglo XXI. No es extraño su deseo de ser inmortal y la obligación que ostenta de trazar artilugios literarios, estos juegos novelescos de horroreir.
El vademécum anatemiza. Conde De Boeck le opone: Carne, huesos y cruz. Y lo que liga, claro, es la magia. Como advierte el narrador: “… necesitamos historias con magia, necesitamos la magia, pero si toda la vida real se desarrollara bajo el rigor de leyes mágicas, nos desesperaríamos”. Abra, pues, este libro y bienvenido al país de la fantasmagoría llamado Gotinga. ¿Cómo acabará toda esta aventura?
Golosina Caníbal
(Novela, 450 págs. / ilustraciones por Hernán Conde De Boeck)
Texto de contratapa:
Usted está aquí, en Gotinga. Pero ¿dónde queda Gotinga? ¿Estamos realmente aquí? Los personajes de esta novela lo saben bien: Gotinga es el peor país del mundo, pero también el único que existe.
Mientras atiende mendigos y vagabundos en un protomedicato, el narrador escucha una historia: “Un estudiante se suicidó por una chica fea”. A partir de ahí, los acontecimientos se precipitan, como en una pesadilla lúcida, y lo conducen al encuentro de Rattaenferma, el doctor Immanuel von Pestozzi y decenas de personajes, alimañas, sitios infectos e historias delirantes que pululan por las calles de Gotinga. ¿Todo es lo que parece? ¿O nada lo es?
Oráculos afálicos, maleantes, muñecas y marionetas, teorías metafísicas de bodegón, reglas de bellamuerte, teatro flamenco esquelético, relatos incrustados de maleficio, muerte y carcajada: en El estudiante de Gotinga hay sabiduría chasca. Todo acaba encauzándose por el camino del esoterismo antiguo.
Su autor, Agustín Conde De Boeck, practica la coartada del solitario. Es un monje eremita que reparte sus días y noches entre la literatura belga y Thomas Ligotti, entre El gabinete del Dr. Caligari y los dibujos animados perturbadores, entre Alberto Laiseca y la narrativa paranoico-mística del siglo XXI. No es extraño su deseo de ser inmortal y la obligación que ostenta de trazar artilugios literarios, estos juegos novelescos de horroreir.
El vademécum anatemiza. Conde De Boeck le opone: Carne, huesos y cruz. Y lo que liga, claro, es la magia. Como advierte el narrador: “… necesitamos historias con magia, necesitamos la magia, pero si toda la vida real se desarrollara bajo el rigor de leyes mágicas, nos desesperaríamos”. Abra, pues, este libro y bienvenido al país de la fantasmagoría llamado Gotinga. ¿Cómo acabará toda esta aventura?
Golosina Caníbal